No se sabe quién fue el inventor del condón. La primera evidencia surge de los dibujos de la cueva Les Conbaralles, Francia, en el Paleolitico superior (entre el año 33000 y el 9000 a. C.), que se ve al hombre usando un protector en el pene.
Otros dibujos aparecen en Egipto entre 1350 y 1200 a.C. donde hay evidencias del uso del condón en algunos murales egipcios, en donde las figuras portan en sus penes una especie de envoltura, aunque realmente el propósito de esto no es claro.
El nombre condón parece venir del latín "condus", que significa receptáculo, o del persa "kondu", en referencia a unos recipientes para granos hechos de intestino animal. Los historiadores consideran que el primer uso que se le dio al condón fue en la prevención de enfermedades venéreas.
El nombre condón parece venir del latín "condus", que significa receptáculo, o del persa "kondu", en referencia a unos recipientes para granos hechos de intestino animal. Los historiadores consideran que el primer uso que se le dio al condón fue en la prevención de enfermedades venéreas.
Se cree que los carniceros iniciaron su uso porque, en la época medieval y durante el renacimiento, era costumbre cubrirse los dedos heridos con porciones de ciego de oveja para evitar infecciones secundarias, aunque se desconoce a quién se le ocurrió la idea de colocárselo en el pene para evitar enfermedades venéreas.
Algunos historiadores consideran que viene del nombre del doctor (o coronel) Condom, de la corte de Carlos II de Inglaterra (1630-1685), quien inventó el dispositivo para proteger a sus huestes de las enfermedades venéreas mientras batallaban en Francia, de donde se suponía venía la sífilis.
La primera descripción del preservativo la hizo el anatomista Gabriel Falloppius (1523-1565), en su libro "De Morbo Gallico", publicado en 1564. En el capítulo titulado “Sobre la preservación de la Carie Francesa (sífilis)” recomendaba cubrirse el pene con una funda de lienzo para evitar contraer la enfermedad. Había probado el método en 1.100 hombres y ninguno contrajo la enfermedad.
Algunos historiadores consideran que viene del nombre del doctor (o coronel) Condom, de la corte de Carlos II de Inglaterra (1630-1685), quien inventó el dispositivo para proteger a sus huestes de las enfermedades venéreas mientras batallaban en Francia, de donde se suponía venía la sífilis.
La primera descripción del preservativo la hizo el anatomista Gabriel Falloppius (1523-1565), en su libro "De Morbo Gallico", publicado en 1564. En el capítulo titulado “Sobre la preservación de la Carie Francesa (sífilis)” recomendaba cubrirse el pene con una funda de lienzo para evitar contraer la enfermedad. Había probado el método en 1.100 hombres y ninguno contrajo la enfermedad.
Muchas personas famosas escribieron en su contra. En 1671, Marie de Rabutin-Chantal, mejor conocida como Marquesa de Sevigné (1626-1696), en una de sus célebres cartas a su hija, describió el condón como:
“... una armadura contra el placer y una tela de araña contra el peligro...”.
Giovanni Giacomo Casanova
(1725-1798)
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Giovanni Giacomo Casanova (1725-1798), en sus memorias "Histoire de Ma Vie", escribió con relación a los preservativos de ciego de oveja lo siguiente:
“... no esperes verme encerrado en una piel muerta para probarte que estoy vivo...”.
Aunque, hacia 1758, le dijo a una de sus acompañantes:
“... hace años hubiera considerado al condón como una invención del diablo, pero ahora reconozco que su inventor debe haber sido un hombre de bien...”.
El hecho de que eran muy usados en las casas de prostitución y que estaba relacionado con otras formas de amor ilícito, hicieron que el condón cayera en la clandestinidad, hecho que persistió así hasta el presente siglo.
Los condones eran usados por toda Europa, pero nadie aceptaba la responsabilidad de su creación. Los franceses llamaban al condón el “capuchón inglés” y los ingleses consideraban al condón como una palabra francesa. En 1826, el papa León XIII condena su uso porque contraria la voluntad divina (Juan Pablo II lo sigue haciendo más de 150 años después). En el siglo XIX, aparece por primera vez la palabra "condón", en un libro dedicado a la sífilis, escrito por el Dr. Turner.
Los condones originales estaban hechos de intestino animal y tenían un espesor de 0,06 mm y, en 1974, fue reducido a 0,03 mm. Su principal desventaja es que estaban cosidos a mano y eran muy costosos. Con la vulcanización del caucho, obtenida por Goodyear y Hancock, en 1839, llegó a Estados Unidos el auge del condón. En 1850, se fabrica el primer condón de látex y, a partir de ese momento, se inicia su producción y comercialización a gran escala y bajo costo.
El aumento de las enfermedades venéreas y los movimientos de liberación femenina han obligado más al hombre a aceptar su uso. Otro hecho que ha aumentado su aceptación mundial, lo constituye el desarrollo de una tecnología adecuada para su producción en masa.
El hecho de que eran muy usados en las casas de prostitución y que estaba relacionado con otras formas de amor ilícito, hicieron que el condón cayera en la clandestinidad, hecho que persistió así hasta el presente siglo.
Los condones eran usados por toda Europa, pero nadie aceptaba la responsabilidad de su creación. Los franceses llamaban al condón el “capuchón inglés” y los ingleses consideraban al condón como una palabra francesa. En 1826, el papa León XIII condena su uso porque contraria la voluntad divina (Juan Pablo II lo sigue haciendo más de 150 años después). En el siglo XIX, aparece por primera vez la palabra "condón", en un libro dedicado a la sífilis, escrito por el Dr. Turner.
Los condones originales estaban hechos de intestino animal y tenían un espesor de 0,06 mm y, en 1974, fue reducido a 0,03 mm. Su principal desventaja es que estaban cosidos a mano y eran muy costosos. Con la vulcanización del caucho, obtenida por Goodyear y Hancock, en 1839, llegó a Estados Unidos el auge del condón. En 1850, se fabrica el primer condón de látex y, a partir de ese momento, se inicia su producción y comercialización a gran escala y bajo costo.
El aumento de las enfermedades venéreas y los movimientos de liberación femenina han obligado más al hombre a aceptar su uso. Otro hecho que ha aumentado su aceptación mundial, lo constituye el desarrollo de una tecnología adecuada para su producción en masa.
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