Historia de una bella canciòn...
Hace mucho, mucho tiempo, cuando
era una joven de 14 años que creía que podía morirse de amor y que una guitarra
era su mejor amiga.
Recuerdo que aquel inocente día de
verano estaba lavando los trastes de la comida y comenzó a rondar por mi cabeza
una melodía, a ella se unieron las frases que representaban, en esencia, una
experiencia profundamente dolorosa que había tenido algunos días atrás. Y así nació,
no hubo musas, ni glamour, ni cartas, porque jamás escribí ninguna, solo un
montòn de platos sucios y un corazón roto.
Cuando termine, corrí a tomar mi
guitarra y comencé a ponerle pisadas, a darle forma a la canción y finalmente surgió
como testimonio genuino del amor platónico y desdichado típico de la
adolescencia. Los días que siguieron, me la pase tocando y cantando la canción a
solas, casi a escondidas, para hundirme más y más en la tristeza, sintiendo la
dulce tortura de amar sin esperanzas y con cada frase y cada nota hacer más
grande la herida, convencida de que nadie en el mundo había sufrido tanto como
yo, comportamiento también propio de esa edad.
De cantarla a solas, a que mi mejor
amiga de ese tiempo prácticamente me obligara a proponerla en la rondalla, a
que se grabara y fuera conocida paso la verdad muy poco. Pero para ese
entonces, yo ya estaba en otra escuela, inmersa en otros ambientes y sufriendo
otros dolores.
He tenido muchas experiencias
dulces y amargas desde entonces y cada una me ha dejado aprendizajes en el
largo camino que dista de aquel momento hasta hoy. Perdí a seres muy queridos y
cercanos, incluyendo a la persona que la inspiro, conocí seres maravillosos con
quienes estoy profundamente agradecida por el cariño que me prodigaron el
tiempo que compartimos, me case con el amor de mi vida después de varios
encuentros y desencuentros y que la vida nos pusiera en un par de predicamentos
y uno que otro “dilema”; di a luz a dos niñas maravillosas que son la alegría de
mi corazón y Descubrí en la docencia mi verdadera vocación.
Estoy feliz y satisfecha con la
vida que he construido y veo con fe y esperanzas el futuro. Todas esas
vivencias me han permitido madurar hasta convertirme en quien soy ahora,
aunque, al buscar en mi interior todavía puedo ver esa adolescente tímida y
soñadora que fui alguna vez.
Por eso, no deja de causarme “sorpresa”
encontrarme hoy con personas, algunas de ellas muy jóvenes, para quienes la canción
ha resultado muy significativa, convencidas que fue escrita especialmente para
ellas. Esto, además de halagarme debo confesar, me lleva a reflexionar que, sin
importar cuan distintos y atrevidos puedan parecernos la vestimenta, los bailes
y el comportamiento de los jóvenes en el fondo no son muy distintos a como fuimos
nosotros, son capaces de conmoverse con una canción, de sufrir por un amor no
correspondido y superarlo volviéndose más fuertes; porque ciertamente ninguno
de nosotros murió de amor, como tampoco les pasara, y cada experiencia, por
dolorosa que sea, nos ayuda a convertirnos en las personas que somos hoy y en
las que seguramente ellos se convertirán mañana.
La novena carta dice adiós, adiós a
una época, a una etapa llena de sueños, fantasías e ilusiones, que para mí, y
espero que para muchos otros, fue el preámbulo, el inicio de uno de los
aprendizajes más difíciles y más valiosos en la vida de cualquier ser humano,
aprender a amar.
Ana Lucia Maldonado Mellado
LETRA DE LA CANCIÓN
Hoy escribí la novena carta
para tener noticias de ti
hoy escribí porque estaba harta
de tan solo de recuerdos vivir
Y comencé con un sencillo Hola!
no encontré otro modo de empezar
y continué preguntando que ha pasado
con tu vida, con tu amor y tu verdad
No pude más, no pude aguantarme
y te conté que hoy te extraño más
pero después te pedí disculpas
prometí no hablar de eso ya jamás...
( verso)
Es la carta novena que te escribo
y con ella mi amor y desvarío
en un sobre de recuerdos e ilusiones
recordando ese loco amor mio
cuando olvide que éramos solamente amigos
te llamo y te busco en el vacío
pero no hay contestación para el envío
solo queda la amargura, el dolor y el olvido
en que has dejado a mi pobre corazón
Después seguí con frases vacías
que no te dicen nada al leer
Y al final una breve despedida
hasta siempre, te recuerdo y nada más...
Y escribí la novena carta
las otras ocho tampoco las mandé
por miedo a que no me contestaras
al sentir tu indiferencia otra vez...
Y escribí la novena carta
gastando llanto, tinta y papel
en cada letra un trozo de mi alma...
Te amo tanto... Y tu a ella también...
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