Es el símbolo natural de Hermosillo, Sonora. Elemento natural representativo de la ciudad, el origen de su nombre es explicable claramente por el sonido de las rocas al golpearse es similar a las campanas.
Existen apuntes del fundador de
Hermosillo, alférez Juan Bautista de Escalante que datan del 1700 donde habla
del Cerro con forma de Campana, pero no fue sino hasta finales de dicho siglo
que exploradores españoles, buscando metales preciosos, encuentran en el cerro
mármol y otros materiales calcáreos.
El nombre se debe a su forma similar a
una campana observada de oriente a poniente, aunque otras teorías apuntan
a que su nombre se debe al sonido similar al de una campana que hacen sus rocas
al ser golpeadas, tiene una altura aproximada de 1048 pies (319 mts).
Dice la conseja popular hermosillense
que el coronel revolucionario obregonista Jesús M. Garza fue el primero en
subir en auto a la cima del Cerro, haciéndolo en un flamante auto Mercedes Benz
en diciembre de 1915. Ya arriba, el auto no prendió y lo tuvieron que bajar
jalándolo con mulas. Cosas curiosas, ¿no?
Fue inaugurado el 15 de septiembre de
1909 como el mirador de la ciudad por Luis Emeterio Torres. Es el mirador por excelencia para el
visitante ya que desde sus empedrados, es posible apreciar una panorámica casi completa de La
Ciudad del Sol.
El 21 de diciembre del 2010 se declara
al Cerro de la Campana como Patrimonio Cultural del Municipio de Hermosillo. A inicios
de septiembre del año de 2012 se inauguraron las obras de remodelación y
modernización más recientes, instalando una bandera nacional espectacular.
El Cerro de la Campana, ahí
donde lo ven tan campante, ha recibido la admiración de poetas y escritores,
versificadores de todas partes del país y hacedores de corridos famosos, no
podía faltar el homenaje emocionado del más ferviente de sus visitantes: José Luis.
El Cerro de la Campana es a Hermosillo lo que la
Torre Latinoamericana es a la ciudad de México. Le compite en altura y belleza.
Es considerado sello de la
capital de la Ciudad del Sol, reconocido a nivel internacional y visitado por
miles de extranjeros, eso enorgullece a los hermosillenses.
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