La historia de Kowloon es una historia de crímen, corrupción y miseria. Pero también es una historia apasionante, sobre su pequeño emplazamiento, de apenas 26,000 metros cuadrados, que conformaba un microcosmos dentro de una ciudad mucho mayor. La antigua Ciudad Amurallada de Kowloon fue una anomalía política, una pequeña parcela de territorio perteneciente al gobierno chino, pero encuadrada dentro de Hong Kong, en el tiempo en que esta ciudad era una colonia británica.
Al ver la ciudad desde el aire, impresionaba la enorme densidad de edificios de la misma, sin dejar apenas resquicios entre los mismos. Las casas se levantaban unas sobre otras, hasta un límite de 14 alturas, marcado porque era el máximo al que se podía llegar para no entorpecer el tráfico aéreo de la vecina Hong Kong, cuyos aviones pasaban rozando las azoteas de las casas.
Los edificios de la ciudad se apiñaban unos junto a otros, siendo las calles más amplias de apenas un metro de anchura. Es entonces cuando uno se explica porque la ciudad se mantenía en pie, a pesar de la desastrosa construcción: las casas, simplemente, se apoyaban unas sobre otras.
Nuevos edificios se erigían encima de las azoteas de los anti,guos. Sin arquitectos ni ingenieros, simplemente se construía al azar, apoyándose en el edificio colindante. De este modo, las calles se estrechaban cada vez más a medida que la ciudad crecía.
El progresivo crecimiento de los edificios, sin embargo, respeto un único espacio: el templo Tin Hau, construído en 1951 y situado en el centro de la ciudad. Dicho templo perdió progresivamente todo atisbo de luz solar a medida que los edificios crecían a su alrededor, hasta que tuvieron que protegerlo con una rejilla para impedir que cayera basura sobre el mismo.
Las únicas dos normas de construcción eran la ya conocida del límite de altura y una segunda norma que establecía que la instalación eléctrica estuviera al descubierto para poder poder abordarla en caso de incendio, dando lugar a una maraña de cables y tuberías que cruzaban todas las calles de la ciudad e impedían el paso de la ya de por sí escasa luz solar que recibían.
En cuanto al suministro de agua, ocho puntos de agua proveían a la totalidad de la población, cortesía de las autoridades de la vecina Hong Kong.
Con el tiempo, tanto las autoridades británicas como las chinas calificaron de intolerable la situación del recinto, debido al elevado índice de criminalidad y las insalubres condiciones de vida, acordando finalmente su demolición en 1987.
En 1991 comienzo a desalojarse la ciudad, que por aquel entonces había alcanzado la impresionante cifra de 50.000 habitantes. Esto arrojaba una densidad de población de 1.900.000 habitantes por kilometro cuadrado, convirtiendo a la antigua Kowloon en la ciudad más densamente poblada de la historia de la humanidad.
Para que os hagáis una idea de lo que esto significaba, la densidad de población de Nueva York es de 91 personas por hectárea. La de Kowloon, en comparación, era de 13.000 personas por hectárea.
Al evacuar la ciudad, sus habitantes fueron reubicados y recibieron ayudas económicas, aunque a pesar de ello muchos se resistían a abandonarla, considerando insignificantes las indemnizaciones. No sería hasta 1993 cuando por fin se vació la ciudad y comenzó la demolición.
Sin embargo, en sus últimos años, antes de destruir la ciudad por completo, se aprovechó para filmar varias películas en la misma, Jackie Chan, por ejemplo, protagonizó una cinta de artes marciales titulada “Crime Story”, que incluía escenas de las explosiones reales. Otra de las películas rodadas en Kowloon fue “Bloodsport”, de Jean-Claude Van Damme. El opresivo y oscuro aspecto de la pequeña ciudad la convertía en un auténtico infierno urbano, un paisaje que inspiró también videojuegos como “Shenmue II”. Otra fanquicia que utilizo esta ciudad, fue Call of Duty: Black Operations.
Actualmente, en el lugar donde estaba la microciudad se levanta un enorme parque de estilo tradicional chino, cuya única construcción es una pagoda.
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