El iniciar con los brassieres era algo muy complejo, me acuerdo que mis primeros brassieres fueron la consecuencia de una travesura o venganza que hice en contra de una de mis hermanas mayores, mi hermana tenía unos pechos enormes y un día me pegó (porque le dije groserías) y fui a hacerle un agujero a todos sus brassieres en la punta, me moría de risa cada vez que cortaba uno, pensando en mi hermana que se le iban a salir las chilindrinas por ahí. Pero... no contaba con la astucia de mi mamá que me regañó, me puso una chinga con un cable y dos años después sacó el montón de hilachos de brassier y me dijo: ÓRALE CABRONA SON LOS QUE VAS A USAR TU.
Bueno Curiosamente Emma en su necesidad por usar ya un brassier, se roba los de las vecinas, los tijerea y arregla de manera que le queden, pero finalmente las vecinas piensan que algún pervertido se anda robando los chicheros.
Está película no solo habla sobre una niña que necesita acomodarse las bubis, sino también sobre su propia madre que al detectarse un bulto sospechoso, empieza a vivir un drama, justo como el que viviríamos alguna de nosotros de encontrar algo extraño en nuestros preciosos senos.
Encontramos que los senos no solo son para placer de los señores, sino también parte de vernos a nosotras mismas como mujeres completas, de identificarnos con un género, son el alimento primero de las criaturas, el tema de conversación cuando son muy grandes o cuando tienen chiches de culebra.
Les recomiendo esta película Mexicana de la directora Maryse Sistach, de quien pusimos recientemente PERFUME DE VIOLETAS, una película ubicada en el año 1962 pero no se aleja mucho de la realidad que vivimos cuando nos salían las bubis y de la que se vive hoy con las niñas de nuestro tiempo.
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